Bruselas y el campo a la atura de Duffel camino de Merkplas, primera pequeña aventura.
Pues si, como os comentaba en el ultimo post, cuando salí de Tienen dirección a Bruselas, no tenia sofá para esa noche porque las solicitudes que había hecho o bien no las habían contestado o bien estaban de viaje en ese momento y los hostels estaban completos, (en este viaje estoy recordando porque hacía años que no viajaba en agosto, grrrrr). Así es que pensando llegue a la conclusión de que ya que Bruselas lo había visitado el año pasado y que si nadie me esperaba por allí tal vez era una señal de que no debía parar mucho tiempo.
Mis planes para los eso días eran ir a Bruselas un par de días, después hacer una parada técnica en Amberes, (donde tampoco tenía sofá aun), para descansar una noche y continuar a Merkplas, un pequeño pueblo a cincuenta kilómetros de Amberes dirección norte, muy cerca de la frontera con Holanda y de Eindoven, donde había empezado 300km y una semana antes, jajaja. Allí me esperaban Andrés, su primo Eric, las vacas con las que trabajan y la gente que vive en la casa en la que están, que es una casa que trabaja con gente con problemas psíquicos, (Autismo y problemas similares).
Lo cierto es que tenía muchas ganas de llegar a Merkplas y ver a Andrés, él es un Coucher de Costa Rica que vive en este pueblo pero está estudiando antroposofía en Madrid. Va a allí una vez al mes y hace unos meses aprovechando un viaje paso por mi casa donde tuvimos muy, pero que muy buen rollo. Así es que no lo pensé demasiado. Fui a Bruselas como estaba previsto y fui a visitar una plaza no turística que me había aconsejado una coucher a la que había escrito y que en ese momento estaba de viaje pero me dijo que si iba por allí que fuese a esta plaza si podía ya que pensaba que me iba a gustar, que tiene un ambiente artístico interesante, que está cerca de su casa, le encanta y que si iba encontraría un poco de ella sin estar allí.
No era mala opción así es que cuando llegue a Bruselas me fui directo a la estación de trenes a dejar el carro en las consignas, cogí el saco de dormir y la funda vivac por si decidía hacer noche en algún sitio que encontrara y me fui para allí.
La verdad es que la plaza no estaba mal y tenía un restaurante marroquí que por diez euros bebida incluida me pusieron una sopa y un Tajin de couscous, pollo y verduras que no fui capaz de terminar aun habiendo patinado ese día ya unos 50 km. Después de esto di una vueltecita por la zona mire el correo por si tenía algún couch de última hora en un ciber, (dios que locura de teclados tienen aquí, ya podían ordenar las letras un poco), y ya medio repuesto termine de decidir continuar con los planes que se estaban cociendo a la vez que el couscous. Esa noche haría la primera (y quién sabe si no la ultima) de las rutas nocturnas por Bélgica con intención de dormir en el campo donde me cansara de patinar.
Volví a la estación prepare de nuevo el carro con mucho cuidado con las fundas para el agua ya que el cielo dejaba ver que seguramente llovería esa noche y tome un metro para salir de la ciudad en la dirección a la que iba, (mi primer transporte motorizado en Bélgica), ya que me sabía que no tardaría en quedarme sin batería en el GPS y cuanto más tiempo tardara en pasar eso mejor. Chaqueta flúor impermeable puesta instalación completa de luces y a patinar.
Realmente fue una gran decisión ya que aun que me empezó a llover una hora después de salir aproximadamente de salir de la ciudad no hacía nada de frio, la carretera estaba muy bien iluminada y el asfalto de la calzada estaba mucho mejor que el del carril bici. Al ser de noche, (las 12 más o menos cuando empecé) no había casi tráfico y podía ir por la calzada de dos carriles en cada dirección al revés que los coches a modo de peatón pasando al carril bici paralelo cuando venia algún vehículo. Patinada genial y que disfrute un montón hasta las tres de la mañana que empecé a buscar un sitio para dormir en el que hubiera algo para cobijarse de la suave lluvia que caía y sobre todo de la gente que pasara por la carretera. A la altura de Duffel encontré unos arbolitos junto a la carretera, (aquí las tormentas eléctricas no son muy frecuentes y esa noche no había nada de rayos así es que no había que preocuparse por eso), que se convertirían en el que sería el hotel de mas estrellas del mundo, (como decía una campaña publicitaria de sacos de dormir que hubo hace unos años). Cuando empecé a montar el campamento bajo mucho la lluvia casi hasta no ser prácticamente nada y simplemente con los arboles me daba para protegerme totalmente.
Fue genial y descanse muy bien hasta que a las 10 de la mañana abrí los ojos y decidí desayunar algo de las reservas de comida que llevo siempre para casos así y volver a la carretera, ese día me esperaba una ducha de agua caliente en Merkplas y la compañía genial de toda la gente de la casa y en especial de Andrés y Eric, estaba ansioso por llegar y solo quedaban 40 km, si todo iba bien en cuatro o cinco horas estaría allí. Efectivamente así fue y empezaron unos días fantásticos descansando en la granja….